Amelia siempre ha tenido una delantera hiper mega grande, aunque eso sí, muy bien puesta. Su pecho, era conocido y admirado en todo el barrio y allá por donde pasase, y nunca ha negado que le encanta sentirse observada cuando camina por la calle, con su pecho erguido, y su actitud segura y altiva. A pesar de que sus problemas de espalda iban a más, Amelia, nunca se lamentaba de su talla gigante de sujetador, e incluso negaba el dolor, para evitar los comentarios de sus amistades acerca de lo malo que era para la salud el tener unos pechos tan grandes. La chica estaba convencida de que todo era pura envidia. Sinceramente, nunca he conocido a una mujer tan orgullosa de sus tetas como mi amiga Amelia.