Me hace mucha gracia que estos últimos días, en los medios de comunicación, sólo hablen de la ingobernabilidad de España tras las elecciones del día 20, pero esto, a mi parecer, lo único que hace es avivar mi idea sobre que el pueblo no tiene ni idea de nada y los que sí tienen idea prefieren no explicar para seguir manteniendo a todo el mundo en la inopia. Ahora mismo, lo que más me preocupa, es la educación, porque parece que no hay manera de tener una buena ley al respecto y eso me parece vergonzoso. Hoy por hoy, como profesora de secundaria, me abastezco de esta página de libros de educación para poder seguir formándome en algunos aspectos y me resulta irrisorio.
Por un lado me enorgullezco de poder decir que soy autodidacta y que no me conformo con hacer lo básico con mis alumnos, ni siquiera con hacer lo que me marca la ley, yo voy a por más. Yo busco una educación de calidad y en mi aula es lo que pretendo ofrecer así que, si bien no puedo salirme de los márgenes establecidos por la LOMCE (ley que también me provoca risa) intento aportar más porque lo que el gobierno pretende que haga con mis alumnos deja mucho que desear.
Para empezar os contaré que tengo un niño con autismo, un grado realmente bajo en comparación con otros casos que conozco, pero aun así necesita ayuda en aspectos que la educación actual ni contempla. Por otro lado, tengo a una niña con serios problemas con los números y no se le puede aplicar eso de que “es de letras” porque la niña lo que tiene es pavor a las ciencias, un miedo irracional que le ha cogido a esta rama de estudios por culpa de su madre. Pues bien ¿queréis saber qué herramientas me da el Estado para ayudarles? Ninguna. Por eso, desde que descubrí Ediciones Aljibe, me abastezco de libros que me ofrecen las herramientas básicas que necesito para poder echarles una mano.
Tengo compañeros en el trabajo que me aseguran que me involucro demasiado. Otros que me dicen que trate estos temas en tutorías y no en el aula, y otros que me aseguran que si sigo así acabaré enferma, y el caso es que es posible que así sea porque tengo 34 alumnos. Una auténtica barbaridad porque no puedo ofrecer a todos la atención que necesitan y merecen.
El ministerio actualmente ha propuesto, para secundaria, un ratio de 30 alumnos algo que es un paso positivo porque hasta ahora estaba en 36, y para bachillerato en 42. Yo, como profesora, diría que la idealidad está en unos 20 alumnos por aula, pero sé que eso ahora mismo es imposible así que me conformaría con unos 25, pero vamos, que 30 está mejor que 36 así que poco a poco.
De todos modos lo que deben hacer, además de bajar el ratio de alumnos por aula, es ofrecer cursos, seminarios y herramientas a los docentes para que puedan tratar a sus alumnos con la atención que requieren porque cada uno de ellos debe tener una educación personalidad y con esto no me refiero a un profesor privado sino a que el cuerpo de profesores que le da clase, o su tutor concreto, pueda dedicarle a cada niño unos minutos a la semana para resolver sus problemas, sus dudas, e incluso para preguntarle cómo van las cosas porque a veces, con preguntas como esa, se resuelven muchísimos problemas y averiguamos más de lo que la gente cree.