Cada vez que en los informativos se dan datos relativos a la destrucción de empresas en España nos llevamos las manos a la cabeza. Siempre que aparece una noticia de ese estilo, el número de entidades que han perecido se cuenta por miles, con miles de empleos tirados a la basura, con miles de euros de inversión que no han servido para nada y con miles de sueños echados por tierra. Que un negocio cierre sus puertas es una desgracia para la economía del país o de la ciudad en la que se levanta y, por lo tanto, la labor de todos y todas es hacer posible que eso no ocurra.
Como es lógico, conseguir esto no es nada fácil. Que un negocio sea rentable y disponga de los beneficios suficientes como para subsistir y labrarse un futuro es algo que depende de muchas cosas. El tipo de público al que nos dirigimos, la calidad o precio de nuestros productos o servicios, el trato al cliente… hay muchas cosas que pueden fallar y que se pueden convertir en el motivo por el cual una entidad no termine de funcionar del todo. Ojalá encontráramos la fórmula para prevenir que eso sucediera, pero el mundo empresarial no es algo en lo que dos más dos siempre sean cuatro. Siempre hay más factores que alteran la realidad.
En una noticia que hemos podido leer en la página web del diario ABC se comentaba que, en el año 2021, más de 30.000 empresas habían echado el cierre, echándole la culpa de eso a la pandemia. Es cierto que el coronavirus ha tenido una enorme responsabilidad en todo lo que ha venido ocurriendo en los últimos tiempos tanto en España como en el resto de países, pero nosotros tenemos el deber de preguntarnos si no habríamos podido hacer algo más para prevenir lo que finalmente ha terminado siendo una absoluta matanza empresarial.
Y es que, según la web Business Insider, se cerraron más empresas en el año posterior a la pandemia, el 2021, que en 2020, cuando fue en ese 2020 cuando muchos negocios permanecieron cerrados a cal y canto durante muchos meses como consecuencia del confinamiento. En 2021, a pesar de las restricciones, la situación fue bastante más positiva que durante el año anterior en términos de horarios de apertura y horas de trabajo en las empresas.
¿Cuál es el motivo por el cual las empresas españolas lo han pasado peor el año después de la pandemia que en el mismo año en el que empezó dicha enfermedad? El motivo es que no todas se han adaptado a la situación en la que nos encontrábamos. Como consecuencia de una situación como la que hemos vivido, los planes de negocio cambian, las reestructuraciones empresariales se convierten en necesarias y la identificación de nuevas necesidades se erige en una de las cuestiones más relevantes para mantener la rentabilidad y la buena dinámica de la empresa. Los profesionales del sector nos han indicado que muchas empresas en este país no se han adaptado a tiempo a todas esas nuevas realidades y que eso es lo que ha terminado derivando en el cierre de muchos negocios en el año 2021 en España.
Poco a poco, nos vamos recuperando
Bien es cierta una cosa: en España, el desempleo ha llegado a su tasa más baja desde el año 2008, lo que quiere decir que algo se está haciendo realmente bien. Hay empresas que sí que han conseguido sobrevivir a la pandemia y que, ahora que el contexto acompaña un poco más, están encontrando la manera de conseguir una mejora en sus beneficios y en su rentabilidad.
Creemos que las entidades empresariales españolas han tomado buena nota de lo que tienen que hacer cuando sufren alguno de los problemas derivados de una crisis económica como la que hemos padecido como consecuencia del virus. A lo largo de la vida, nos encontramos varias veces en situaciones extremas en el punto de vista económico. Saber sortearlas es algo que no solo depende de que el contexto favorezca más o menos, sino también de que sepamos adaptarnos a esa nueva situación que gira en torno a la sociedad y la economía. No le podemos echar la culpa de todo siempre al gobierno. Tener algo de autocrítica es el primer paso para empezar a trabajar en esas soluciones que nos van a permitir resolver problemas y obtener la rentabilidad y el beneficio que estamos buscando.
Estamos seguros de que las empresas de nuestro país tienen mimbres para seguir siendo competitivas en comparación con las del resto de países europeos. Es de justicia reconocer que el mercado es más duro que nunca y que es realmente meritorio permanecer dentro de él sin sufrir daños. Las empresas españolas, poco a poco, van a ir consiguiéndolo y esperamos con ansia de que la hora en la que os lo podamos contar.