Cuando mi única y adorada nieta Lena, de 18 años, obtuvo su bachillerato con mención “sobresaliente” y su permiso de conducir a la primera, pensé que tales resultados se merecían un buen e inolvidable regalo, y enseguida mi vino a la mente la idea de comprarle un coche. El problema es que ella residía, desde la separación de sus padres, con su madre en Francia y su padre y yo en España… Sin embargo, al comentárselo a mi hijo, éste me dijo que la empresa Transportes Cars, una empresa de transporte de vehículos por carretera ubicada en Villar del Olmo (Madrid), especializada en el transporte nacional e internacional a la que él –al ser asesor jurídico y fiscal– había a veces ofertado su saber hacer y profesionalidad, podía ser quizá la solución a esta pequeña dificultad puesto que ésta ofrecía tanto sus servicios para pymes, autónomos y grandes empresas como para particulares.