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Revisa el contrato con tu banco

Revisa con cuidado los contratos con tu banco.

Vivimos en una sociedad bancarizada. Casi todos nuestros ingresos, gastos, ahorros y compromisos de pago pasan por las manos de los bancos. Esto les coloca en una situación de poder respecto a nuestras vidas y nuestros proyectos. Al mismo tiempo, para maximizar beneficios, las entidades bancarias cometen abusos con nuestro dinero. Acciones ilegales que podemos reclamar, pero siempre a iniciativa propia. La reposición no la inicia el banco.

El 9 de marzo del 2013, el Tribunal Supremo declaró nulas las cláusulas suelo. Una serie de cláusulas abusivas que aparecían escondidas en los contratos de las hipotecas y que aseguraban al banco mantener o aumentar sus ingresos por mucho que bajara el euríbor o el índice de referencia que la hipoteca utilizaba para determinar los intereses.

La ilegalización de las cláusulas suelo no fue un suceso fortuito. Fue resultado de la movilización y la lucha de muchos afectados que llevaban años organizándose y denunciando estas prácticas.

La nulidad de estas cláusulas supuso un avance significativo en los derechos de los usuarios bancarios. Un antes y un después. Con este fallo judicial se puso coto a la impunidad que tienen los bancos. Aun así, la restitución del dinero cobrado ilícitamente no se repuso automáticamente. Cada afectado debía reclamarlo, a título personal, ante su banco.

Han pasado más de 10 años desde aquel momento histórico y se continúan cometiendo abusos. Juan José de Murcia, antes de firmar la hipoteca con su banco, les solicitó el borrador del contrato y lo llevó a revisarlo a Despacho Calero, un bufete de abogados de la ciudad de Murcia, inaugurado en 1979 y que entre otras materias, está especializado en derecho bancario y tributario. La intención de Juan José era la de prevenirse de posibles irregularidades, como las cláusulas suelo, que pudieran estar presentes en su hipoteca.

Este es solo un ejemplo, pero hay más. Es posible que alguno de ellos nos haya pasado a nosotros. Estas son las reclamaciones más habituales que se suelen interponer ante los bancos:

 Cláusulas suelo.

Hemos hablado de ellas antes. Esta era una práctica habitual en las hipotecas que se firmaron antes de la crisis del 2008. Muchas de estas irregularidades ya se han denunciado, pero aún quedan bastantes escrituras de aquella época por revisar.

Los bancos están escarmentados con este fraude que llegó a ser millonario. Aun así, pueden aparecer cláusulas de este tipo de una manera más sibilina, más difíciles de encontrar.

Para que nos hagamos una idea, una cláusula suelo podría ser aquella que fijara un suelo de interés del 3%. Si a la hora de revisar la hipoteca, el euríbor está en el 1%, el cliente continuará pagando un 3% de intereses. Regalándole el triple del dinero que debería pagar a su banco.

Tarjetas Revolving.

Las tarjetas revolving son una modalidad de tarjeta de crédito que permite aplazar las compras en pagos mensuales moderados. Seguro que hemos tenido o nos han ofrecido alguna vez una tarjeta de este tipo. A simple vista, parece un chollo, pero esconden tras de sí un anzuelo envenenado. Estas tarjetas llegan a presentar un interés de un 20, un 25 y hasta un 30% sobre el dinero prestado. De la cuota de 20 € que puede ser que paguemos al mes, 18 pueden ser intereses. El usuario paga una cantidad desproporcionada al banco y no logra nunca quitarse la deuda. El Tribunal Supremo ha declarado que todos estos intereses son ilegales y, por tanto, se pueden reclamar.

Íñigo Serrano, abogado de ACUSA (Asociación Contra la Usura de las Sociedades de Acreedores) explica en la revista digital Business Insider como nos han llegado a estafar con este producto.

Esta es una tarjeta que hizo popular la banca norteamericana durante los años 80 y que iba dirigido a familias trabajadoras y a personas con recursos limitados. La propaganda para venderlas era bastante golosa. Te permitía aplazar todas tus compras, pagando por ellas solo una pequeña cuota mensual. De esta forma, un trabajador, aunque tuviera un contrato temporal, podría comprarse un coche o acudir un sábado a un centro comercial y hacer compras a su gusto, sin miedo a no poder pagarlas. La publicidad con la que se vendían ocultaba el tipo de interés real que se aplicaba sobre el dinero adelantado.

Empresas comercializadoras, que en ocasiones estaban subcontratadas por los bancos, ofrecían las tarjetas indiscriminadamente. Su objetivo era el de colocar el máximo de tarjetas revolving en el mercado.

Para las entidades financieras conceder estas tarjetas era más sencillo que otorgar un crédito al consumo. Se aprobaban en menos de 24 horas y no tenían que pasar por notaría. Visto a largo plazo, los beneficios eran exponenciales, comparados con cualquier otro tipo de crédito.

Gastos de hipoteca.

En la actualidad hay determinados gastos asociados a la constitución de una hipoteca que se pueden reclamar. Son los gastos de notaría, los gastos de gestoría, los gastos de tasación, los gastos de inscripción en el registro de la propiedad y el impuesto de actos jurídicos documentados.

Su impugnación no es sencilla. Antes de hacerlo es recomendable asesorarse bien con un abogado especializado en asuntos bancarios para determinar qué cantidad exacta podemos reclamar. La reclamación se inicia ante el Servicio de Atención al cliente del Banco y suele dar lugar a un procedimiento judicial.

Preferentes.

Las participaciones preferentes son un producto bancario de alto riesgo. Son ahorros que tienen los clientes y que se invierten directamente en fondos de inversión. En el año 2009, Caja Madrid lanzó la mayor emisión de participaciones preferentes de la historia de España. Un lanzamiento por valor de 3.000 millones de euros que se colocaron a los clientes de manera fraudulenta y cuya reclamación inició el proceso de caída de Bankia, en aquel momento, la tercera entidad financiera del país.

Según llegaron a contar algunos afectados, personas de edad avanzada que llevaban trabajando con la caja durante toda su vida, recibieron llamadas telefónicas desde su sucursal bancaria en las que les decían que como eran clientes de mucho tiempo el banco les daba una participación preferente en el capital de la empresa. Por tanto, sus ahorros se invertirían en esas participaciones como un agradecimiento a su fidelidad y como signo de pertenencia a una especie de club vip de clientes. Muchas de estas participaciones se vendían prácticamente por teléfono. El cliente solo tenía que acudir en un momento que tuviera libre a la sucursal para firmar la cesión.

El problema principal de las preferentes se encuentra en la ocultación de la información. Se trata de un producto complejo, que igual que puede rentar grandes beneficios, tiene un alto riesgo de pérdida de capital. Para firmarlos es necesario informarse al detalle y comprender su funcionamiento.

Comisiones indebidas.

Esta es una de las reclamaciones más habituales que se suelen realizar ante los bancos. La entidad financiera puede aplicarnos, sin que lo hayamos autorizado, comisiones por servicios que la entidad debe prestar gratuitamente, por hechos irregulares, por errores cometidos por el banco, comisiones no incluidas en su tabla de tarifas y hasta comisiones desproporcionadas por el servicio que nos han prestado.

La web de consumo de la Comunidad de Madrid nos recuerda que estas comisiones las podemos reclamar, si bien, su procedimiento de reclamación es diferente a la de cualquier otra reclamación de consumo.

En primer lugar, debemos interponer una reclamación ante el Servicio de Atención al Cliente del banco. Es recomendable hacerlo mediante algún medio que deje constancia escrita: un e-mail o una carta certificada. Si pasado un mes desde que interpusimos la reclamación, el banco no se ha pronunciado, debemos interponer la denuncia ante el Banco de España.

La reclamación ante el Banco de España se hace rellenando un formulario tipo. Se puede cumplimentar digitalmente si se dispone de DNI electrónico o documento Cl@ve. El Banco de España tiene un plazo de 90 días para emitir un informe sobre el asunto. Si la resolución es favorable nos la remitirá por correo electrónico. Con esta resolución podemos regresar a nuestro banco y volver a exigir la devolución del dinero cobrado de forma indebida.

Hipotecas multidivisa.

Este tipo de hipotecas tuvieron su momento álgido a principios del presente siglo. Eran hipotecas que se formalizaban en una moneda diferente a la del país donde se firmaban. Se publicitaban como un tipo de hipoteca bastante segura debido a la estabilidad de la divisa extranjera.

El problema de estas hipotecas es que muchas de ellas se negociaban en bolsa. Con frecuencia, dentro de paquetes de varias hipotecas. Esto las convertía en un producto arriesgado. Con la posibilidad de perder el dinero del crédito.

Es curioso porque quien obtenía beneficios económicos con estas hipotecas era la entidad financiera, no el cliente. Quien continuaba pagando su hipoteca como si fuera un préstamo hipotecario normal.

Si tenemos sospechas de que nuestra hipoteca es multidivisa, debemos ser conscientes de que la podemos reclamar.

Los productos bancarios tienen su complejidad. A menudo, para maximizar beneficios, las entidades se mueven en los límites de la ley. Es aconsejable revisar los contratos con un abogado antes de firmarlos.

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