Material por excelencia para fabricar todo tipo de mobiliario rústico o elegante. Ideal para cabañas de campo, con ese aire misterioso y acogedor al mismo tiempo. La madera es uno de esos materiales que a todo el mundo gusta. Su sostenibilidad, su belleza natural, su resistencia y la calidez que confiere a cualquier objeto o acabado realizado con ella, no pasan nunca desapercibidos.
En las grandes urbes, en los tiempos actuales, no es posible encontrar cabañas o casas de madera, pero si muchos acabados interiores fabricados con ella. Como bien nos comentan los expertos en casas de madera de Pergolan, la madera nunca pasa de moda. Uno de los puntos fuertes sigue siendo el suelo. Utilizar pavimentos de madera en las viviendas es una de las opciones que nunca pasan de moda. A la hora de reformar viviendas o construirlas, una de las opciones de preferencia para los suelos, suele ser alguna de las variantes que podemos encontrar en el mercado: parqué o tarima con sus múltiples propiedades, diseños y prestaciones.
Si estas pensando en cambiar el suelo de tu hogar y no tienes muy claro por que tipo decantarte, sigue leyendo, en este post, vamos a adentrarnos en el mundo del pavimento de madera, para aclarar las dudas que se presentan ante la posibilidad de colocar un suelo de madera en lugar de cualquier otro.
Expertos en la materia, aseguran que la gran mayoría, acaba por decidirse por colocar un suelo de madera. También convienen en que la mayoría de la información al respecto, resulta algo confusa, por lo que es mejor informarse bien antes de decidir.
La madera tiene algo que nos seduce, nos gusta en cualquiera de sus formas y aplicaciones. Los suelos no son una excepción, la calidez, la belleza natural, los numerosos acabados disponibles y el hecho de que presentan un excelente aislamiento térmico, lo convierten en una de las mejores alternativas para vestir los suelos del hogar. En resumen, son bonitos, resistentes y proporcionan confort.
Laminado, macizo, multicapa, encolado, tarima, tarima flotante, sobre rastreles, acabado aceitado, barnizado… diferentes diseños de piezas y numerosas formas de colocación y acabados, incitan a perderse dentro de la oferta y acabar por no saber cual es el que más se adapta a cada necesidad.
El parqué de toda la vida o tarima
Vas a colocar un suelo de madera porque es lo que quieres, tienes clara que es tu preferencia. Parece sencillo decidirse hasta que alguien te pregunta si quieres tarima o prefieres el parqué. Ambos conceptos están un tanto desvirtualizados, pues dividir el mundo de los suelos de madera en dos, simplifica tanto que conlleva a una enorme confusión.
El pensamiento popular es que la tarima consiste en colocar el laminado con sistema flotante, machihembrado, en tanto que el parqué, alude a la madera natural pegada directamente al suelo.
Resulta que la realidad, es otra. La diferencia no se encuentra ahí, se haya en el tamaño y la disposición de las piezas que componen el suelo. Mientras que el parqué se compone de piezas pequeñas que, a menudo se colocan formando figuras geométricas, los entarimados, se componen de piezas más grandes, normalmente listonadas y sin formar dibujos. Todas van en el mismo sentido.
Partiendo de ahí, tanto unos como otros, pueden colocarse con piezas laminadas o de madera (sea maciza o multicapa) y fijarse de diferentes formas (flotante, encolado, sobre rastreles, etc.). Lo que si es cierto es que cada material, cuenta con unos sistemas de instalación específicos. Siendo el parqué, casi siempre, pegado.
Llegados a este punto, resulta conveniente aclarar un poco los diferentes conceptos. Una clasificación por tipos de material, con sus pros, contras y sistemas de colocación, es lo ideal para saber cual nos interesa colocar.
Materiales, sistemas y acabados
Para empezar, vamos a hablar del más económico de todos: el suelo laminado. Este suelo, es versátil y fácil de instalar, pero, no es madera. Su apariencia es de madera, da el pego, pero no lo es. Se trata de un sistema multicapa compuesto por varias laminas de diferentes materiales. La capa superior es transparente y resistente al desgaste. A su vez, se forma por varias capas de melanina prensadas que terminan con un relieve imitación madera para que su textura, sea prácticamente igual.
Entre sus ventajas, podemos encontrar su coste, más económico. Su resistencia, si sabes elegir bien y su mantenimiento, sencillo que puede ser limpiado con agua de forma frecuente. Se trata de suelos cálidos y agradables al tacto que pueden utilizarse indistintamente en baños y cocinas. En cuanto a los acabados, no existe diferencia de precio, el efecto roble o el wengué, tienen el mismo coste.
Se trata de suelos muy utilizados, con una buena relación durabilidad y precio, que gozan de una estética muy conseguida.
En contra, que no es madera y no admite reparación. En caso de que se estropee una pieza, no basta con lijar, pulir y barnizar o aceitar, hay que sustituir la pieza entera. A parte que una pieza estropeada, afea el suelo notablemente.
Si la opción de preferencia es el suelo laminado, lo mas recomendable es elegir los formatos alargados de tablas individuales. Procurar que la textura evoque a la madera y asegurarse de las piezas que puede facilitar el fabricante. Dado que se trata de piezas artificiales, lo mejor es contar con muchas variantes y evitar que se repita el patrón de las tablas, para evitar la evidencia de que se trata de un material artificial. Por esta misma razón, hay que asegurarse de conservar algunas piezas por si se hace necesario realizar alguna reparación.
En segundo lugar, encontramos el suelo de madera multicapa que ofrece la resistencia y prestaciones del laminado, sin tener que renunciar a la belleza de la madera. En este caso, las piezas también se componen de varias capas, aunque la última no es un vinilo decorativo o una resina: se trata de madera de verdad. Esta última capa, puede tener espesores variables, según la calidad de la pieza. De ella depende el coste del suelo.
Esta madera, puede venir pretratada o tratarse in situ. Lo más habitual es encontrarse con el primer caso. El tratamiento pude ser aceitado o barnizado. El aceite satura los poros de la madera protegiendo el suelo desde el interior. El barniz, cierra los poros de una sola capa, creando una película protectora que ejerce de barrera. Elegir el barniz, confiere un aspecto similar al que ofrece la madera aceitada y lo hace más resistente. El aceite, por su volatilidad, va desapareciendo con el tiempo, por lo que hay que aplicar una capa de forma periódica para su mantenimiento.
Entre sus ventajas, proporciona la apariencia natural de la madera sin incurrir en elevados costes. Cada pieza es única y no produce el indeseado efecto mosaico. Las capas no visibles, confieren mayor estabilidad frente a las dilataciones que sufre la madera maciza y su resistencia se acerca al laminado.
No se recomienda su instalación en baños y cocinas por su menor resistencia al agua y las manchas. Puede colocarse encolado al suelo, encolado al machihembrado o flotante con sistema clic.
Por último, tenemos que hablar de la madera maciza. Natural, cálida y señorial, consiste en una tabla de madera, de una sola pieza y con todo el espesor de madera noble. Se trata de suelos que ofrecen una excelente y excepcional calidez, incrementando el valor del inmueble. Decantarse por un suelo de madera maciza, es hacer una inversión a largo plazo.
Entre sus ventajas, cabe destacar la belleza de la madera natural, su calidez única y el efecto decorativo que ofrecen. Al poseer todo el espesor de la madera noble, soportarán el paso del tiempo, haciendo las reparaciones pertinentes: acuchillado, lijado y barnizado o aceitado. Sus posibilidades de colocación son variadas y pueden conseguirse efectos diferentes en función de la colocación de las piezas. Proporcionan un confort térmico indiscutible.
En contra, no pueden colocarse en cocinas y baños, puesto que la humedad y condensación propia de estas estancias, hacen flaco favor a la madera. Por otro lado, se trata de suelos delicados a la hora de su limpieza, puesto que no conviene hacerlo con agua de forma asidua.
Para hacer su instalación se utilizan los mismos sistemas que en el caso de suelos multicapa: encolado al suelo, machihembrado o flotantes, aunque lo más habitual es encolarlo.
Sobre los suelos de madera, estos son los principales tipos que podemos encontrar en el mercado. Sabiendo algo más sobre ellos, es mas sencillo elegir el tipo que más nos convenga. Cada uno con sus pros y sus contras, se trata de los suelos más utilizados en los últimos tiempos, sobre todo, el de tipo multicapa. Siendo el parqué el más costoso de todo y el laminado una imitación artificial del mismo, la mejor alternativa puede ser el termino medio que ofrece un suelo multicapa, con todas las ventajas de los otros dos tipos de suelo.
No obstante, lo mejor, es consultar con un profesional. El sector del pavimento, dispone de infinidad de materiales y acabados, con diferentes prestaciones, diseños y precios, aunque sin duda, la madera, es siempre una excelente opción.