Seamos claros: vivimos en un mundo en el que las inseguridades marcan nuestro día a día, en el que hay incertidumbre por todos lados y en el que, por tanto, hay miedos de todo tipo. Nos hemos acostumbrado a que la realidad sea así, pero eso no quiere decir que juegue a nuestro favor para tener la vida que queremos. La verdad es que estamos hablando de cuestiones que nos afectan a todos y todas y que, desde luego, no nos ponen las cosas fáciles en absoluto. Hay que pelear con todas las armas que tengamos a nuestra disposición para poder hacer de nuestra vida algo que sea lo mejor posible.
Es bastante probable que tengamos muchas dudas en relación a nuestras metas en la vida como consecuencia de lo que acabamos de comentar. Aunque hayamos tenido claro siempre lo que queríamos hacer, la verdad es que hay muchas situaciones en las que la realidad que nos rodea pueda limitarnos. Y es ahí donde debemos intervenir. Encontrar la ayuda necesaria siempre que estemos en un momento de apuro es algo que nos puede ser de gran utilidad y que es posible que nos vaya a generar un montón de beneficios que ayuden a reconstruir lo que somos y lo que queremos llegar a ser a lo largo de nuestra vida.
El portal web Psychology Today hablaba de cinco razones por las cuales la gente no confía en sí misma. Se comentan aspectos como los que destaco a continuación:
- Genes y temperamento, que son aspectos que ya están incorporados en nuestro cerebro desde el mismo momento en el que llegamos a este mundo.
- Las experiencias de vida, como el trauma, el estilo en el que hemos sido criados, humillaciones, acoso, agresiones e incluso aspectos como género, raza y orientación sexual.
- La falta de información: el artículo apunta que no conocer las reglas del juego de la confianza puede hacer que no tengamos confianza en nosotros y nosotras mismas.
- El mundo que hay a nuestro alrededor también es importante: si creemos que todo el mundo tiene una vida perfecta, algo que suele ser normal sobre todo a causa de las redes sociales, que no presentan la vida tal y como es, podemos pensar que la nuestra dista mucho de ser perfecta.
- La ansiedad o la depresión tienen mucho que ver con la falta de confianza. En una información de El Confidencial, se apunta que hasta el 60% de la gente tiene ansiedad generalizada a lo largo de su vida, así que debemos tomarnos esto muy en serio.
Algunas de las cosas que he mencionado anteriormente las he podido comprobar en primera persona. Y por eso he querido escribir este artículo. Mi caso es el de una persona que empezó a sentir problemas de autoestima especialmente en lo relativo al trabajo. Me desempeñaba en el departamento de marketing de una empresa dedicada a la producción de alimentos de panadería. El departamento estaba compuesto por cuatro personas que creíamos disponer de la confianza suficiente como para trabajar en condiciones y de una manera eficiente. Pero las cosas no iban a ser tan fáciles ni tan estupendas como parecía en un principio.
El mundo del marketing es complicado y no siempre se tienen en mente las mismas estrategias para tratar de tener éxito en él. El departamento se empezó a dividir cuando fuimos ideando estrategias en redes sociales. Cada uno de nosotros teníamos maneras diferentes de entender los contenidos que íbamos proponiendo y la verdad es que eso empezó a generar rencillas entre todos y cada uno de nosotros. Además, estábamos divididos en dos grupos: en uno de ellos, en el que yo me encontraba, solíamos intentar democratizar todas las decisiones. Pero en el otro, la verdad es que tenían muy pocas ganas de poner cosas en común y muchas de discutir.
Se trataba de una situación sumamente delicada… Las reuniones se alargaban más de la cuenta porque no llegábamos a conclusiones y el tiempo para sacar adelante otros proyectos se nos echaba encima… Tengo que reconocer que tenía una mezcla de entre miedo e ira. Las personas con las que yo no estaba cómodo tenían una mejor relación con la directora del departamento, pero menor preparación que yo y la persona que sí estaba de acuerdo conmigo. Por tanto, ¿Qué podía hacer? Me sentía atado de pies y manos. Además, daba la sensación de que las otras dos personas no eran transparentes porque hablaban todo el rato entre ellas por WhatsApp, por la espalda. Sentía que nos estaban haciendo ‘mobbing’.
Como es normal, en una situación así es lógico que la confianza en uno mismo se resienta. Me dio por pensar que estaba haciendo algo mal, ya fuera en el plano laboral o en el personal. ¿Qué había hecho yo para merecer aquel trato? Supuse que tendría que ver con un aspecto como la envidia. No le veía salidas a estar allí durante mucho más tiempo, pero el empleo era fijo y tengo que reconocer que tenía mucho miedo a dejar de lado un empleo fijo, ir a otra empresa y que las cosas no me fueran bien. Tenía preparación más que de sobra para que las cosas me salieran bien fuera de aquel departamento, pero, como os digo, sentía miedo. Mucho miedo.
Necesitaba ayuda para saber que hacer. No podía continuar en mi trabajo porque me afectaba a mi salud mental, mi estado de ánimo y, en general, a mis momentos de ocio, a mi vida privada. Y necesitaba vencer los miedos que tenía por un cambio en mi vida laboral. Empecé a buscar ayuda. Por suerte, hay más posibilidades que nunca en este sentido, pero hay que tener cuidado porque no todo el mundo ayuda de la misma manera… ni para los mismos problemas. En mi caso, aposté por Crece por tu Cuenta porque tenía sesiones denominadas como «Reinicia tus metas» y me podía proporcionar un plan claro para lograr nuevas metas, además de que podría adquirir técnicas para no autoboicotearme, que era lo que me venía pasando hasta la fecha.
Esto es lo que hice después
Cuando acudí a la consulta, empecé a tener la sensación de que yo mismo valía mucho más de lo que había creído hasta entonces. Me hicieron ver que no hay nada peor que permanecer en un puesto de trabajo en el que hay un mal ambiente laboral, sobre todo teniendo en cuenta que todavía tengo 30 años y me quedan muchos años por delante para trabajar. Además, empecé a perder el miedo por llegar a un nuevo puesto de trabajo porque todavía no tenía obligaciones adquiridas, como una hipoteca o un hijo, y aquel era un momento más idóneo para cambiar de trabajo que para cuando llegaran esas obligaciones que he mencionado.
Empecé a echar currículums en otras empresas para probar fortuna. Ya sabéis que esto no es inmediato, que nunca suele haber suerte a la primera. Me rechazaron en un par de sitios, pero no bajé los brazos y continué intentándolo. Fue algunos meses más tarde cuando pude acceder a una entrevista y convencí lo suficientemente al equipo de contratación. Ahí cambio mi suerte. Me ofrecieron un contrato indefinido pero con un periodo de prueba de seis meses, así que tendría que esforzarme mucho para intentar que el cambio no fuera en vano. Acepté las condiciones y, por fin, después de mucho sufrimiento, puse fin a mi presencia en aquel departamento de marketing que tantos problemas me había causado.
Durante esos seis meses, conseguí volver a convencer a los responsables de mi nuevo departamento de marketing. Por tanto, me hicieron indefinido en mi nuevo puesto de trabajo. Cuando me dieron la noticia, lo que recuerdo es sentir un potente sentimiento de liberación. En ese momento sí que me había terminado de librar de la empresa antigua. Me dieron ganas de escribir a mis antiguas compañeras para restregarles todo lo que pensaba de ellas, pero me contuve. Creía que era mejor. A fin de cuentas, yo iba a recuperar mi felicidad mientras que ellas posiblemente iban a continuar tan amargadas como de costumbre. Solo teniendo eso en cuenta, creo que puedo decir que salí ganando.
Es posible conseguir los objetivos que tenemos en mente. Y es posible salir de una situación delicada. Que nadie os diga nunca lo contrario. Yo he sido testigo de ello en primera persona. Pensaba que no tenía ninguna posibilidad de mejorar en el ámbito laboral y la verdad es que lo he conseguido, tanto en el plano de ambiente laboral (motivo principal del cambio) como en lo que tiene que ver con las condiciones de trabajo (en las que, por cierto, también he salido ganando). Espero que, si hay alguien que esté leyendo esto y que se encuentre en la misma situación en la que estaba yo, pueda encontrar interés en esta historia y le sirva como inspiración para cambiar de aires. A fin de cuentas, eso sería una victoria.