En mayo hemos sido testigos de un ataque a gran escala que ha dejado a edificios importantes de nuestras ciudades en jaque, hospitales, oficinas e incluso empresas de telecomunicación han caído en las manos del ataque global del “ransomware”. Sin entrar mucho en profundidad vamos a hablar un poco de este virus.
Todavía no se sabe con exactitud la procedencia de este virus informático que pedía el pago de una cantidad a cambio de desencriptar datos personales valiosos. Se sospecha que ha sido creado y difundido desde Corea del Norte, ya se sabe que este país quiere desestabilizar a los países democráticos con sus amenazas.
Este tipo de virus tiene como principal objetivo bloquear nuestros ordenadores, solicitando que se realice un pago con el fin de liberar el ordenador, y no difundir la información de los mismos. Parece surrealista, pero la solución era tan simple como registrar un dominio al que accedía continuamente el virus.
En mi esfera personal, no me ha afectado este virus, pero sí que muchos amigos que trabajan en hospitales, notarías o incluso oficinas, se han visto afectados. Incluso uno de los compañeros del despacho tuvo un incidente, al no poder llevar a cabo la firma de una escritura de constitución de masa hereditaria, por haber caído los servidores de los registros necesarios para llevarla a cabo.
Llegados a este punto yo me hago una reflexión, hasta qué punto vamos a estar controlados por los ataques informáticos. La respuesta tiene dos partes, por un lado, siempre que existan vulnerabilidades informáticas que permitan que estos ataques tengan éxito, estaremos sometidos a estas filtraciones vulneradoras de Derechos Fundamentales.
Pero el otro lado no tiene nada que ver con los ataques, tiene que ver con nosotros y el uso de las nuevas tecnologías. La manera en la que nos movemos en el mundo digital dice mucho de nosotros, y solo hace teclear nuestro nombre en un buscador como Google, para obtener información de nosotros al instante.
Es increíble que hoy en día las empresas se fijen en tus perfiles digitales para determinar si eres apto o no para trabajar en su empresa. Pero no solo pasa con los mortales que trabajamos en oficinas, sino que jugadores de fútbol han perdido la oportunidad de fichar por equipos importantes por haberlos insultado en redes sociales años atrás.
Cuando los profesionales cogen el testigo
Podemos culpar a los detectives privados de que ellos vulneran nuestra privacidad, pero esto ya no es cierto. La realidad es que hoy en día los detectives privados necesitan realizar una carrera universitaria, y un postgrado para poder obtener la licencia. Además al igual que la policía, los detectives privados necesitan de autorización judicial para que se intervengan comunicaciones.
En Castellana Detectives, son expertos en el seguimiento de la información que hay en Internet, y en los seguimientos que realizan, que aclara muchas situaciones sobre las que se tiene duda. Por ejemplo, en situaciones de baja laboral en los que el perjudicado está corriendo una maratón.
Para finalizar diremos que nuestra información es más vulnerable que nunca, sobre todo cuando la digitalizamos y la difundimos, aun en círculos privados, por Internet. Ser discretos hoy en día es una virtud muy importante para guardar la información que no queremos que se desvele.