Preparar platos con vino puede aportar varios beneficios para la salud, aunque es importante recordar que dichos beneficios se obtienen con el consumo moderado. Cocinar con vino permite que el alcohol se evapore en gran parte durante el proceso de cocción, dejando los compuestos beneficiosos y el sabor. Sin embargo, el consumo excesivo de alcohol puede tener efectos negativos para la salud, por lo que hay que tener cuidado.
Beneficios para la salud.
- Antioxidantes: el vino, especialmente el vino tinto, es una fuente rica en antioxidantes, incluyendo polifenoles y resveratrol. Estos compuestos tienen propiedades beneficiosas para la salud, ya que pueden ayudar a reducir el daño celular causado por los radicales libres. Además, los antioxidantes presentes en el vino tinto pueden contribuir a la prevención de enfermedades crónicas y combatir los signos del envejecimiento. El consumo moderado de vino tinto se asocia con una mejora en la salud cardiovascular, ya que estos compuestos beneficiosos pueden mejorar la función de los vasos sanguíneos, promoviendo una mejor circulación y reduciendo la inflamación. Además, el vino tinto puede aumentar los niveles de colesterol bueno (HDL) y prevenir la formación de coágulos sanguíneos, contribuyendo así a una salud cardíaca más robusta.
- Mejora de la digestión: el consumo moderado de vino puede tener un efecto positivo en la digestión al estimular la producción de jugos gástricos. Esta estimulación facilita la descomposición y absorción de nutrientes, particularmente las proteínas y grasas presentes en los alimentos. Además, el vino puede contribuir a un ambiente digestivo más saludable al promover la secreción de enzimas digestivas. Esto no solo mejora la eficiencia digestiva, sino que también puede prevenir problemas gastrointestinales como la indigestión y la sensación de pesadez después de las comidas.
- Reducción del estrés: el consumo moderado de vino puede ofrecer beneficios para la salud mental al proporcionar un efecto relajante y reducir el estrés y la ansiedad. Esta propiedad relajante se debe, en parte, a los compuestos presentes en el vino que actúan sobre el sistema nervioso, creando una sensación de bienestar. Además, disfrutar de una copa de vino en un ambiente social o durante una comida puede contribuir a la relajación y mejora del estado de ánimo, ayudando a aliviar las tensiones diarias y mejorando la calidad de vida.
- Aporte de minerales: el vino, en especial el tinto, aporta pequeñas pero significativas cantidades de minerales esenciales como potasio, calcio y magnesio. Estos minerales juegan roles cruciales en diversas funciones corporales. El potasio es vital para el equilibrio de electrolitos y la función nerviosa, el calcio es esencial para la salud ósea y la contracción muscular, y el magnesio participa en más de 300 reacciones bioquímicas en el cuerpo, incluyendo la síntesis de proteínas y la producción de energía. Así es como el consumo moderado de vino puede contribuir a la ingesta diaria de estos nutrientes importantes.
Beneficios al cocinar con vino.
- Realza los sabores: el vino, como afirman los profesionales de Bodegas Federico, puede intensificar y realzar los sabores de los alimentos, mejorando el perfil gustativo de los platos sin necesidad de añadir grandes cantidades de sal, lo cual es beneficioso para la salud, ya que el consumo excesivo de sal está vinculado a la hipertensión y otros problemas cardiovasculares. La acidez del vino equilibra los sabores, mientras que sus complejos matices pueden complementar y resaltar los ingredientes de la receta, proporcionando una experiencia culinaria más rica y satisfactoria. El vino puede mejorar el sabor de los alimentos de manera natural y saludable, ayudando a controlar la presión arterial.
- Menor necesidad de grasas: al utilizar vino como líquido de cocción, se puede reducir la cantidad de grasas adicionales necesarias, como mantequilla o aceite. Esto no solo disminuye el contenido calórico de las recetas, sino que también hace que los platos sean más saludables, manteniendo la jugosidad y mejorando el sabor sin añadir grasas saturadas.
- Conservación de nutrientes: cocinar con vino puede ayudar a conservar ciertos nutrientes en los alimentos. El vino actúa como un medio de cocción que protege vitaminas y minerales sensibles al calor, especialmente aquellos solubles en agua. Esto asegura que los alimentos mantengan su valor nutricional, haciendo las comidas no solo más sabrosas, sino también más nutritivas.
Ejemplos de platos que puedes cocinar.
- Platos de carne:
- Coq au vin: un plato francés clásico que consiste en pollo cocido a fuego lento con vino tinto, champiñones, cebollas y tocino.
- Beef bourguignon: otro plato francés, donde la carne de res se cocina lentamente con vino tinto, zanahorias, cebollas y champiñones.
- Osso buco: un plato italiano que utiliza jarrete de ternera cocido a fuego lento con vino blanco, caldo, tomates y aromáticos como el ajo y las hierbas.
- Pollo al vino blanco: pollo cocido en vino blanco con ajo, cebolla y hierbas, servido con arroz o patatas.
- Estofado de vino tinto: carne de res o cordero cocida lentamente con vino tinto, patatas, zanahorias y cebollas.
- Platos de pescado y mariscos:
- Moules marinières: mejillones cocidos con vino blanco, ajo, chalotas y perejil.
- Pescado al vino blanco: pescado blanco cocido en una reducción de vino blanco, mantequilla, limón y hierbas.
- Gambas al ajillo con vino blanco: gambas cocidas en una salsa de ajo, vino blanco y perejil.
- Filete de pescado con salsa de vino blanco: pescado cocido a la sartén y cubierto con una salsa de vino blanco y alcaparras.
- Platos de pasta y arroz:
- Risotto al vino blanco: un risotto cremoso donde el arroz se cocina lentamente con vino blanco, caldo y queso parmesano.
- Pasta alla vodka: aunque la receta tradicional utiliza vodka, algunas variantes utilizan vino blanco para la salsa cremosa de tomate.
- Platos de verduras:
- Setas al vino blanco: champiñones salteados con ajo y vino blanco, ideal como acompañamiento.
- Espárragos al vino blanco: espárragos cocidos al vapor y luego salteados con vino blanco, mantequilla y limón.
- Salsas:
- Salsa de vino tinto: una reducción de vino tinto, caldo de carne, chalotas y hierbas, perfecta para acompañar carnes rojas.
- Salsa de vino blanco y limón: una salsa ligera hecha con vino blanco, jugo de limón, mantequilla y hierbas, ideal para pescados y mariscos.
- Postres:
- Peras al vino: peras cocidas lentamente en vino tinto, azúcar y especias como la canela y el clavo.
- Tarta de vino tinto: una tarta de chocolate enriquecida con vino tinto para un sabor más profundo y complejo.